Instituto Somos Valencia: opiniones verificadas
De los casi veinte años que llevo fumando, diecinueve me los he pasado queriendo dejar de hacerlo. Cuando tenía catorce años los cigarrillos estaban a la orden del día, como supongo que lo están ahora, pero cuando estás en plena adolescencia resulta muy complicado resistir la tentación de encajar y de hacer lo que hacen todos tus amigos, así que cuando me ofrecieron el primer cigarrillo no me lo pensé demasiado y acabé esclavizándome a un vicio del que, hasta hoy, no había conseguido librarme.
Siempre había oído que sencillamente había gente más propensa a engancharse al tabaco o a cualquier otra cosa, y supongo que yo pertenezco a esa categoría. La primera calada no me gustó demasiado, pero a la cuarta o a la quinta la sensación que me provocaba ya era adictiva, pero yo era consciente de que cada vez me estaba afectando más. De poder estar horas sin fumar, acabé perdiendo los nervios si tenía que estar una hora sin hacerlo. De salir a correr a menudo me vi saliendo a correr cada vez menos porque tardaba menos de media hora en ahogarme.
En casa de mis padres no me dejaban fumar dentro, pero cuando me independicé vi cómo se abrían las puertas del cielo y comencé a hacerlo dentro de casa, hasta que noté que cada visita que venía señalaba lo mucho que olía a tabaco y me di cuenta de que se me estaba yendo de las manos. Había intentado dejar de fumar cientos de veces, pero rara vez superaba el día entero sin encender un cigarrillo. Notaba cómo me angustiaba y me ponía de muy mal humor, y además no podía quitarme el vicio de la cabeza, así que acababa obsesionándome. Probé con cursos intensivos para dejar de fumar, con parches de nicotina, con vaporizadores, leí libros, utilicé aplicaciones para el móvil que me señalaban el progreso… pero fue inútil, porque siempre volvía. Siempre volvía a caer. Hasta que nació mi hija.
Supongo que hasta la fecha yo siempre había querido dejar de fumar por mí, y no conseguía reunir la fuerza de voluntad suficiente porque yo mismo, la persona por la que estaba luchando, quería volver a caer. Pero no quería que mi hija creciese en un ambiente lleno de humo, que los pulmones se le llenasen de alquitrán nada más nacer, y mucho menos que viese en mí el hábito y a los catorce años, igual que su padre, empezase en este vicio. Así que me puse serio y traté de encontrar una terapia que no hubiese probado hasta la fecha, porque ya me había demostrado a mí mismo que todas las demás no habían servido, y aunque de primeras tenía mis reparos decidí darle una oportunidad a la hipnoterapia.
Hipnosis para dejar de fumar
Estuve leyendo bastante sobre la hipnosis antes de aventurarme. Siempre había considerado la hipnosis como una especie de espectáculo en el que todos los que participaban estaban confabulados, así que nunca me había planteado con seriedad que fuese una terapia efectiva, pero comencé a leer bastante sobre el tema y a ver testimonios de personas que ya habían probado la hipnosis para superar traumas, dejar de fumar o dejar cualquier otro tipo de adicción, y me decidí a probarlo. Tenía una idea básica sobre lo que era la hipnosis, en el sentido de que la parte consciente se adormece y resurge el subsconsciente, que tiene muchos menos bloqueos porque no están todas las capas que nos autoimponemos para protegernos. Yo supuse que si estaba tan enganchado al tabaco tenía que ser por algo más que por el gusto que le había cogido, porque reconozcámoslo: ni veinte años después le había cogido el gusto al sabor.
Después de mucho indagar me encontré con Instituto Somos Valencia, uno de los pocos centros de psicología en los que ofrecen sesiones de hipnoterapia. Antes de empezar quería asegurarme de que entendía bien los conceptos y de que me iba a ir bien teniendo en cuenta mi caso, así que lo primero que hice fue llamar y concertar una cita para informarme, más que para empezar con las sesiones. Me atendió Soberana y fue increíblemente amable, ya que me recibió muy rápido, aun a sabiendas de que solo quería recopilar información y de que me sentía un poco escéptico al respecto. Me explicó todo el proceso con la máxima claridad, incluyendo el detalle de que, para que la hipnosis funcione, el sujeto (o sea, yo) tenía que ser relativamente sugestionable. Es decir, si me aventuraba con la hipnoterapia totalmente cerrado de mente sería una terapia inútil más, y no me ayudaría en nada, pero todo lo que me explicaba parecía tener sentido.
Me hizo ver que probablemente mi error había sido intentar dejar de fumar, sin intentar también librarme de lo que me obligaba a fumar. Es decir, yo había intentado alejar los cigarrillos de mí, pero no había intentado analizar por qué necesitaba tanto hacerlo o por qué la sensación de angustia era tan grande cuando no fumaba durante un tiempo. La pregunta que me planteó fue: ¿por qué fumas emocionalmente? Y eso es algo que, sin lugar a dudas, nunca me había planteado. Siempre di por sentado que fumaba por hábito o por la sensación de relajación que me producía la nicotina, y nunca lo asocié a una necesidad emocional, pero Soberana me ayudó a darme cuenta de lo contrario.
La hipnoterapia se presentaba como algo que intentaba arrancar el problema de raíz, es decir, desde el subsconsciente, en tanto que yo me había limitado a intentar cortar el problema como quien corta el césped, a sabiendas de que tarde o temprano volverá a crecer. Eso me hizo plantearme muchas cosas, y fue entonces cuando me convencí de que esta terapia sí podía ser la definitiva.
Mi experiencia con la hipnoterapia para dejar de fumar
Antes de empezar con la hipnosis tuvimos una entrevista previa. El subconsciente puede ser un lugar muy amplio y difícil de explorar, y con esa entrevista podría saber mejor con qué se iba a encontrar y qué es lo que estaba buscando. Además, la entrevista también es muy útil para que los terapeutas sepan cuál es la mejor manera de sugestionarte durante la sesión, ya que cada persona es un mundo y no todos accedemos al subconsciente de la misma manera. El caso es que me hizo bastantes preguntas sobre mi infancia, sobre mi familia, mi estilo de vida, mis hábitos, etc. Esa entrevista ocupó toda la primera sesión, pero tengo que reconocer que ese primer paso ya me estaba motivando más de lo que me habían motivado decenas de cursos exhaustivos que me prometían dejar de fumar en cinco días. Me hizo preguntas que ni yo mismo me había planteado, y estaba empezando a ver cuál era el camino.
Basándome en lo que había visto en películas, me imaginaba la primera sesión de hipnoterapia como un momento en el que la terapeuta me hipnotizaría con un reloj de bolsillo y después empezaría a hacerme preguntas y a tratar de meter información en mi cabeza, pero nada más lejos de la realidad. Me dejó claro que la hipnoterapia era una terapia interactiva, y que no es necesario perder la consciencia para acceder al subconsciente, algo que me llamó mucho la atención. Fue un proceso relativamente largo para mí, aunque se debió principalmente a que necesité bastantes sesiones de refuerzo, pero creo que ahí radicó en parte la solución. Hasta la fecha siempre había tratado de dejar de fumar en cuestión de días, y nunca me había planteado que el problema fuese tan profundo que necesitase pasar tiempo para poder dejarlo del todo, pero cuando lo comprendí me di cuenta de que todo tenía mucho más sentido.
Como la hipnoterapia era interactiva, prácticamente me forzaba a tener un vínculo bastante fuerte con Soberana, cosa que me ayudó mucho. La verdad es que estoy muy agradecido de haber dado con Instituto Somos Valencia para someterme a este proceso, porque entré siendo escéptico y convencido de que yo era un caso imposible, y hoy por hoy llevo ya seis meses sin fumar. La hipnoterapia me ayudó a darme cuenta de dónde estaba el verdadero problema: era una falta de voluntad palpable que me acompañaba no solo a la hora de dejar de fumar sino también a la hora de otras tantas cosas en mi vida. Además, los métodos que había probado hasta ahora me ponían problemas que yo no habría visto no de haber sido por ir a terapia. En lugar de dejar de fumar definitivamente, siempre me iba poniendo pequeños retos, como fumar tres o cuatro cigarrillos en lugar de diez, pero me tiraba todo el día pensando en el próximo y mi día a día acababa siendo un infierno.
Además, cuando finalizamos con las sesiones de hipnosis, Soberana me dio una serie de consejos muy sencillos que yo podía practicar en mi día a día para alejar la tentación del tabaco, y, aunque al principio fue duro, estoy totalmente convencido de que habría sido mil veces peor (y probablemente inútil) si antes no hubiese recorrido el camino del subconsciente.
Soberana Sáez Sáez psicóloga clínica colegiada nº C.V.08024, fundadora y directora del Instituto Somos Valencia.
Valoración de Instituto Somos Valencia
Creo sinceramente que si hubiese acudido a cualquier otra clínica no habría tenido tanto éxito, más que nada porque se lo achaco principalmente a la buena relación que establecí con, Soberana, mi psicóloga. De hecho, aunque ya no acudo a hipnoterapia, sí que decidí seguir yendo a terapia para tratar problemas que había estado escondiendo debajo del afán de fumar.
Siempre había tenido la sensación de que ir al psicólogo era algo completamente ajeno a mí, que la gente que tenía que hacerlo eran personas que tenían traumas o trastornos más palpables como la depresión o la ansiedad, pero desde que acudo a terapia regularmente mi concepto de esa disciplina ha cambiado muchísimo. Desde el principio me acogieron con las manos abiertas y se esforzaron al máximo para poder ayudarme, pero lo primero que me dijo mi psicóloga es algo que, con el tiempo, he comprendido a la fuerza: si yo no estaba dispuesto a dejarme ayudar, ella no podía hacerlo. No tiene solo que ver con la sugestión necesaria para la hipnosis, sino también con el aceptar que tenemos problemas.
Gracias a ella tengo la cabeza mucho más ordenada y los pulmones mucho más limpios, y es una experiencia que no me canso de recomendar. De hecho, creo que la mayoría de mis amigos fumadores ya están hartos de escucharme hablar de ello, pero es que cuando algo te cambia la vida no quieres que la gente a la que quieres pierda la oportunidad de vivirlo también. Y sé que no soy el único, porque he estado leyendo más valoraciones en Google my Business y todo el mundo coincide:
“La verdad es que este centro no me lo recomendó nadie, fue mi propio instituto. La seriedad de la página y sus recomendaciones me hizo decidirme por Instituto Somos y la verdad, la frase que define todo el trabajo interior realizado conmigo es: “Aprendí a ser yo mismo”. Recobré mi confianza y mi seguridad, me devolvieron la motivación y las ganas de vivir. En resumidas cuentas, cambió toda mi vida. Recomiendo Instituto Somos, es diferente, especial y rompedor, nada que ver con otros centros y había visitado unos cuantos.”
Alfredo Morillo
“Acudí a la consulta de Soberana porque tenía un problema de celos con mi pareja, era un sinvivir y desde el primer momento conecté con ella. Ella supo captar cada palabra, cada sentimiento, me trató con psicoterapia y con hipnosis, fue una experiencia maravillosa y liberadora. La verdad es que es una experta en esta técnica, solo me queda darle las gracias por todo su trabajo y su cariño.”
Lorena Pujol Calvo
“Mi nombre es Mari, y busqué ayuda en Instituto Somos porque mi familia se estaba distanciando y la verdad, di en el clavo. Desde el primer momento nos recibieron con mucho respeto, comprensión y profesionalidad. La terapia no fue fácil, pero Soberana nos guiaba, nos hizo reflexionar, abrazarnos, mostrar nuestras emociones. De casi no hablarnos pasamos a reunirnos, aceptarnos y querernos más. Gracias, Sobe, eres única y muy especial, gracias de parte de toda la familia.”
Marian Garrido Santana
“Me recomendaron el Instituto Somos para un tema de dependencia, y la verdad, fui un poco escéptico pensando que no me iba a servir para nada, pero hoy en día tengo que reconocer esa gran labor que hicieron conmigo. Me siento muy afortunado de haber sido tratado por grandes profesionales muy bien formados y cualificados. Simplemente, gracias.”
Benito Ocampo